jueves, 18 de octubre de 2007

LUCIA PUENZO Y XXY, UNA HISTORIA DE AMOR HERMAFRODITA


LUCIA PUENZO

ESCRITORA Y CINEASTA

INTRAVISTADA EN 2007



Sus ojos claros brillan. Todavía no lo puede creer. Recién llegada del Festival de Cine de Cannes, la escritora y cineasta Lucía Puenzo habla emocionada de su ópera prima en el cine, XXY, ganadora del Gran Premio de La Semana de la Crítica del certamen, del Premio de los Jóvenes Realizadores y de Le Rai D’Or . Protagonizada por Inés Efrón, Martín Piroyansky, Ricardo Darín y Valeria Bertuccelli, XXY se estrena el 14 de junio en Argentina y ya tiene distribución garantizada en España, Francia e Italia. “Nunca lo hubiera imaginado”, asegura.


Trailer de la película XXY - Fuente: You tube

-¿Cómo fue ver su película en una sala con público por primera vez y en Cannes?
- Sorprendente. No tenía idea de cual podía llegar a ser la recepción. Estaba más consciente de la gente que de lo que pasaba en la pantalla. Fue una experiencia completamente nueva ver que le pasaba al público, que cosas provocaban risa cuando yo no lo hubiera esperado. Noté que liberaban con la risa una tensión que tenían guardada, eran como emociones repartidas entre los nervios y las risas. Para mí eran escenas desgarradoras. En la sala se percibe todo. Alex nació con vagina y pene. A la mayoría de los intersexuales se los opera al poco tiempo de su llegada al mundo, pero el papá de Alex intervino para dejar que la naturaleza siguiera su rumbo. A sus 15 años, deja de tomar los corticoides que impedían que se virilizara y su mamá trae a un cirujano a la casa porque cree que lo mejor sería una “normalización” hacia el sexo femenino. Mientras los adultos dudan, Alex y Alvaro, el hijo del médico, viven valientemente una historia de amor. Esta es la trama de XXY, coproducción argentino-francesa-española que surgió de la adaptación de “Cinismo”, un cuento de Sergio Bizzio, pareja de Lucía. XXY fue filmada en octubre de 2006 en Piriápolis, Uruguay, donde Lucía pasó muchas vacaciones familiares, con sus tres hermanos varones y donde también terminó de escribir todas sus novelas. “Siempre supe que la quería filmar ahí. Es un lugar anacrónico, un balneario que estaba pensado para ser mucho más de lo que terminó siendo”.
-¿Cómo eligió a los actores?
-Empecé a castear chicas y chicos y buscaba chicos más chiquitos, pero XXY se iba poniendo más sexual y más oscura y me pareció que era complejo trabajar con un menor de edad. Inés era tan contraria a lo que yo había escrito: es muy femenina, muy frágil. Tuvimos que buscar mucho cómo iba ser corporalmente Alex. Pero después fue todo vertiginoso. Inés y Álvaro estaban al límite de la adultez, por eso la previa duró sólo dos semanas. Además, Ricardo estaba con el filme La Señal y Valeria estaba embarazada”.
-¿Por qué cree que el tema de la intersexualidad es tan poco comentado?
-Para muchos es un tema incómodo pero que genera mucho interés y curiosidad. Percibo que aunque la gente no sepa nada, cuando escucha algo, quiere saber más. La identidad, tanto corporal como psicológica, es un tema central.
-¿Cómo llegó a interesarse por la intersexualidad?
- Siempre me gustó la literatura y el cine, lo poco que hay, del tema. Es algo que venía investigando hacía mucho, pero nunca tan profundamente, con tanto tiempo invertido en entrevistas con médicos, padres de chicos intersexuales e intersexuales.
-¿Se contactó con activistas intersexuales?
-Sí, con las cabezas de la lucha del movimiento intersex acá y afuera. Creo que la película está alineada con esos movimientos que celebran al lugar de la intersexualidad como elección en sí misma. Con la no elección, con el discurso anti normalización. Para mí ese es el lugar más interesante, con todo el respeto a los que no crean que es así. Al principio tenía más prejuicios con esos papas que habían operado a sus hijos, pero ahora creo que hay distintos tipos de padres, no hay que generalizar. Me encontré con médicos que están en contra de la normalización, pero plantean que depende de cada caso.
-Los genitales de Alex no se muestran. ¿Qué otras cosas evitó para no caer en el sensacionalismo?
-Tenía claro que no había ninguna necesidad de mostrar nada porque no era lo importante y que la pulsión de muchos espectadores iba a estar en querer ver algo que no tenía que mostrarse. Hay una relación de tanta cercanía con los adolescentes, yo entiendo tanto todo los que le está pasando y cuando un director esta ceca de sus personajes no hay más sensacionalismo. Se percibe que la historia esta enamorada de Alex, ella es la heroína del relato, ella y él. En Europa, la austríaca Elizabeth Scharang dio a conocer el tema de la intersexualidad en el documental Octopus Alarm. El filme muestra tres años de la vida de Alex, un joven intersexual que nació con genitales masculinos y a los dos años, tras reiteradas cirugías, le amputaron sus testículos para crearle una vagina. Octopus... fue exhibido en el festival de Berlín 2006. Lucía lo descubrió cuando ya estaba escribiendo la sexta versión del guión de XXY, con su protagonista, la adolescente hermafrodita también llamada Alex. Semejante coincidencia ameritaba un encuentro. Lucía se encontró con Alex en París: “Fue una riqueza conocerla. Recién viendo el documental y charlando con Alex entendí el pasaje que hizo de mujer a hombre a volver al lugar del intersexo. Antes, mi película estaba plantada en el dilema de elegir entre lo femenino y lo masculino. Después me di cuenta de que la pregunta va por otro lado”.
-¿Fue una señal?
-Sí, cuando uno escribe está tan abierto que todo lo vive como si fueran señales. Alex me hizo cambiar el foco de lo que estaba escribiendo. Ahora cuando vaya a Munich voy a contactar a Alex para que vea XXY y me diga que opina.
AMANTE DE LO AMBIGUO

Conoció el cine desde la cuna pero inició su carrera como escritora a los 20 años, cuando publicó su primera novela, El niño Pez. Lucía Puenzo, hija de Luis, el director de La historia Oficial, se interesa en temas de la niñez y la adolescencia tanto en sus textos como en sus guiones de cine y TV (Disputas, Sangre fría). También lo hizo en XXY, su ópera prima cinematográfica que ganó tres premios en el Festival de Cine de Cannes. Tal vez porque esta mujer de ojos claros y hablar espontaneo, en el fondo, sigue siendo una nena, que con su mirada curiosa mantiene esa magia que caracteriza a los niños, imaginativos, ingenuos, frágiles. “Siempre empiezo las novelas y los protagonistas son adultos, pero después van quedando en un segundo plano. Tal vez eso cambie cuando yo crezca. Creo que la adolescencia es un momento de la vida tan poderoso y ambiguo que siempre tiene mucho material dramático para trabajar”. Además de su multipremiado debut cinematográfico, acaba de editar su nueva novela: La maldición de Jacinta Pichimahuida (Interzona), que relata el destino trágico de los protagonistas del programa televisivo. Pero Lucia no quiere tener que elegir entre un medio o el otro, prefiere quedarse en la ambigüedad y en el cambio, aunque asegura: “El silencio de estar en mi casa escribiendo novelas es incomparable a cualquier otra cosa. Pero funciona muy bien una cosa como recreo de la otra. Es la ecuación ideal”. Acostumbrada a escribir para otros, ahora Lucía descubrió que prefiere sus propios proyectos. No escatima ni en pasión ni en emociones. Se entrega de lleno a cada uno de sus trabajos. Tiene mucho para dar, quiere compartirlo y todavía le queda un largo camino por recorrer. Su próximo proyecto: está escribiendo una novela y adaptando El niño pez para llevarlo al cine.

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