domingo, 4 de noviembre de 2007

“EL RECONOCIMIENTO PASA PORQUE LOS DEMÁS SIENTAN QUE ESTUVISTE A LA ALTURA DE LA PELÍCULA, DEL PROYECTO Y DEL DIRECTOR”

CRISTINA NIGRO, Directora de Arte

Intravistada en noviembre de 2006

Es una de las caras escondidas detrás de cámaras que logra recrear nuevas realidades a través del cine. Con más de quince años de carrera logró el reconocimiento en el ambiente de la cinematografía argentina. Desde asistente de escenografía hasta directora de arte, trabajó junto a realizadores y actores de renombre.


Algunos trabajos de Cristina Nigro - Fuente: You tube

Para conocer más del trabajo de Cristina Nigro hacé click

“Luz, cámara, acción”, e inmediatamente se hace referencia a aquel mundillo del cine tantas veces identificado con el glamour, la vida medida a través de las marquesinas, los romances idealizados y los cheque millonarios. Sin embargo, los largometrajes involucran más que a afamados directores y a este o aquel actor de renombre. Detrás de la magia de cada una de esas películas que invitan a vivir, momentáneamente, una realidad ajena a la propia hay una serie de personajes, muchas veces anónimos para el consumidor medio de cine, sin los cuales esos mundos serían imposibles de proyectar. Entre esas personas imprescindibles para la producción cinematográfica está Cristina Nigro, directora de arte de quien dependieron para su puesta en escena las películas “Despabílate amor”, “Asesinato a distancia”, “Todas las azafatas van al cielo”, “Whisky, Romeo, Zulú”, “Un buda” y la aún no estrenada “No mires para abajo”. Para ella, como para tantos otros, llegan esos períodos de premiaciones que hacen que sus nombres empiecen a resonar en el medio en el que se mueven y que les abren caminos para futuros trabajos.

- Fuiste nombrada dos veces para los Premios Cóndor de Plata, ¿cómo te sentís respecto de que tu trabajo sea reconocido?
- El reconocimiento es siempre importante porque el otro se dio cuenta del trabajo que uno hizo y eso se ve visualmente en la pantalla. Significa que fue un trabajo interesante para el otro o, por lo menos, entretenido. El reconocimiento pasa más porque los pares sientan que uno estuvo a la altura de la película, del proyecto, del director.
- En repetidas oportunidades vos no fuiste nominada pero sí las películas para las que trabajaste, ¿Crees que eso influye en cómo encarás tu trabajo o tus siguientes proyectos? - Para esos proyectos particulares que fueron nominados, no creo que si yo no fui galardonada no es necesariamente porque mi trabajo estuviera mal; o a lo mejor sí, pero me parece que lo que le sucede a la Asociación de Cronistas Cinematográficos, que son quienes entregan los premios Cóndor, es que son muchas las películas que están en la mira del jurado y, a lo mejor se identifican más con unas que con otras. Las películas de época son mejores vistas que las películas contemporáneas por el trabajo de elaboración que implican o porque tienen una labor de arte más exhaustiva. Pero me parece que eso no influye demasiado en la relación que uno en particular tiene con las películas, sino en el trabajo del cronista que es más amplio: ve todo el abanico de películas y tiene que elegir sólo tres o cuatro.
Desde sus comienzos como asistente de escenografía a principios de años ’90, hasta llegar, hoy, a ocupar el cargo de directora de arte en recientes producciones nacionales que dieron que hablar no sólo en Argentina sino también en los festivales de cine extranjeros, Crisitna trabajó junto al director Eliseo Subiela en cuatro de sus películas: “El lado oscuro del corazón”, “No te mueras sin decirme a dónde vas”, “Despabílate amor”, y en su más reciente producción, “No mires para abajo, que se estrena el próximo año.
- ¿Cómo fue tu trabajo con Eliseo Subiela en “No mires para abajo”?
- Como esta es la cuarta película que hago con él, ya sé cuál es su poética, su mundo, y entonces la enfrenté con todo ese conocimiento. Encaré el criterio de la luz, trabajé mucho con la directora de fotografía, el color, del vestuario. A él le gusta un criterio de que la cosa no es nueva, ese mundo vivido, de barrio, de la melancolía y un poco retro en cuanto a algunos de sus personajes. En esta película en particular se trató de dos personajes totalmente atípicos. Uno más barrial y el otro, ella, un poco más volado; es alguien que vive en Europa y le vuela la cabeza a un chico de barrio.
El trabajo de Cristina comienza con la lectura del guión de la película a partir del cual debe hacer una primera devolución al director. Allí plantea lo que la película le genera, las sensaciones que le despierta, “que es lo primero a lo que hay que prestarle atención”, afirma. Son esos sentimientos aflorados los que determinarán qué presentará al director en cuanto a referencias, otras películas, pinturas, climas, cosas que puedan dar las sensaciones de cada personaje, cada lugar de la película. Cristina trabaja todo un primer criterio estético global que después se adapta a cada personaje en particular.
- Trabajaste con directores reconocidos como Adolfo Aristarain, Enrique Piñeyro y Lucrecia Martel, ¿cómo te adaptás a sus distintos estilos de trabajo?
- Cada uno tiene su personalidad, su mundo, su manera de ver el cine, de hablar, de hacer cámara, y uno se adapta a ellos como cuando lee un libro: hay que adentrarse en la historia y dejarse llevar. A partir de ahí se empiezan a soltar las ideas. Con la experiencia que uno tiene se trata de acomodar; que el director te cuente qué es lo que quiere y te amoldás a ello. En sus más de quince años de carrera, Crisitina fue testigo del viraje que el cine argentino tuvo en su modo de producción y, a su vez, su cambio de posición frente a la escena internacional en la década de los ’90. Las producciones locales cobraron especial fuerza ante los largometrajes del resto del mundo y lograron alcanzar un amplio reconocimiento en los festivales de cine del extranjero en los que fueron premiadas.
- ¿A qué crees que se debe el cambio en la forma de hacer cine en Argentina y su crecimiento a escala internacional?
- Esto es posible gracias a la aparición de nuevos directores que quebraron el hielo con una propuesta diferente: Adrián Caetano y Lucrecia Martel, entre otros, pasaron de un cine más comercial a uno de autor/director, con un concepto de cámara nuevo. Me parece que ahí hay un quiebre de concepto importante, especialmente desde hace ocho años para acá. Creo que hay propuestas nuevas por parte de estos directores, que se acercan más al estilo europeo. Hay una aproximación a un cine más conceptual, menos comercial y más intelectual. Cristina ya tiene programada su agenda laboral para el año próximo: nuevamente formará parte del equipo dirigido por Diego Rafecas con quien ya había trabajado en la opera prima del director, “Un buda”. En este segundo proyecto, el realizador cambiará el escenario porteño de la primera película por el Chaco y los Estados Unidos en un trabajo vinculado a los Tobas que implicará varias semanas de preproducción y grabación.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente entrevista a una directora de arte con todas las letras.

Anónimo dijo...

No se que le ven de excelente a este cuestionario. Son preguntas de una lista con respuestas obvias. La mina es del monton, una correcta escenografa sin vuelo que se la da de artista.